Si tan sólo vinieras…
¡si tan sólo vinieras!
Si tan sólo vinieras…
Si tan sólo vinieras, descansaría,
descansaría yo y todo este linaje de #Adán
que continúa peregrinando con Abrahán.
¡Si tan sólo rasgaras los cielos y descendieras!
Ya no habría llanto, ni gritos, ni fatigas,
ni muerte, ni pérdidas, ni despedidas amargas
como amargo se volvió el fruto de Eva.
Si tan sólo vinieras, ¡Marána thá! ¡Ven, Señor!
Ven, que te queremos de carne ungida.
Ven, que te queremos ver con los ojos
con los ojos con los que contemplamos tu creación,
con los ojos que te buscan entre las sombras
de un caminar cansado, a veces, muy cansado
porque vivir cansa, como dice D. Luis.
Otras veces vamos contentos, porque tu recuerdo nos anima
y la promesa ya pregustada de la gloria venidera.
Una gloria en carne, rutilante, prístina.
Si tan sólo vinieras, descansaríamos arropados
y bien envueltos con la púrpura de tu realeza
que palpita humana de carne y sangre,
la túnica anhelada de aquellos que te desean.
Si tan sólo vinieras, esta tierra aprendería a ser
lo que quisiste que fuera: cielo y tierra nuevos.
Si tan sólo vinieras, entonces empezaría a conocer
como tú me conoces y entre lágrimas vería cada historia
tejida por los amorosos hilos de tu misericordia.
Si tan sólo vinieras… tu #Espíritu sacaría de la tierra toda ceniza,
tomaría en posesión su herencia y tesoro,
lo que le pertenece, el objeto de sus dulzuras
y le restituiría su #alma, la suya, no la de otro,
aquella con la que cantó y danzó para ti
y lloró y amó y tantas otras cosas…
y a través de la cual tu Espíritu le dará su Beso.
¡Qué dulces los besos de tu boca!
Esta Reina te espera. Esta Reina te anhela.
Esta Reina suplica tu perdón,
postrada y consciente
de que absolutamente todas sus obras son pobres
y sólo tú puedes conceder la salvación.
¿Quién podrá salvarse?
El hombre de manos y inocentes y puro corazón…
Jesús.
Si vinieras… ¡Si tan sólo vinieras!
Descansaría este linaje de Adán
que peregrina con Abrahán
para alcanzar la tierra prometida:
la carne gloriosa de #Cristo Rey.