Barro dócil en tus Manos,
lo que siempre soñaste.
La docilidad de la carne
ungida por tu Espíritu.
Esperanza de una Promesa
entretejida desde lejos:
patriarcas, jueces, profetas...
todos quedan boquiabiertos
ante semejante belleza:
una Mujer, vestida de Sol,
una Mujer radiante de gloria,
una criatura hecha Dios,
que no sólo pisó la cabeza del Dragón,
sino que fue coronada de Victoria.
Hecha blanca por el Pan Blanco,
Hecha Fuego por el que todo lo abrasa,
Hecha Reina la que es Cordera,
Hecha Cielo la Bella Pastora.
Eres María, Tierra Virgen,
estás hecha de nuestra tierra,
lo tuyo será nuestro,
revestida de oro por dentro y por fuera.
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